Que cansancio me da esto de la crisis. Me paso el día encabronado con la tele y las noticias, aunque por otro lado, y buscando el lado positivo, creo que los ciudadanos hemos dejado de ser tontos e ignorantes y ahora, en lugar de mirar a otro lado, vemos la realidad y los tejemanejes de frente, ya sólo queda que tengamos la suficiente memoria para aplicar todo lo aprendido en las futuras elecciones, bueno falta eso y que aparezca alguna opción en la que sintamos que podemos confiar, ya que de lo contrario no lograremos nada de nada, y seguiremos viviendo en el conocimiento y sufriendo por la crueldad de la maquinaria en la que estamos inmersos.
Yo gracias a la crisis tengo más conciencia de mi mismo, de mi situación actual y de las posibles variantes que tomaría en el caso de que la vida y el trabajo me obliguen a cambiar. Especulo con cambios y centro mis energías en ver el lado positivo de las cosas, algo que no siempre resulta fácil. También tengo el conocimiento de esa casta superior e inalterable que orbita sobre nuestras cabezas y que se las arregla y maneja para no sufrir ni despeinarse en estos días tan duros, un grupo ladillero-garrapata encabezado por nuestros políticos, banqueros y empresarios sin escrúpulos. Unos auténticos pozos de mierda, que esconden su hedor bajo colonias caras, casas y coches de lujo y un vacío existencial que espero algún día se les revele de manera rotunda,. Para ellos y su estirpe lo peor...
El problema no es conmigo, el problema es la tremenda injusticia social que me rodea, que casi en ahoga día sí y día también con sólo prestar atención a la actualidad, o al pasear por mi barrio, o al hablar con mis amigos, muchos de ellos profundamente afectados por una situación que, lejos de mejorar, se hace más difícil y laberíntica, mientras la élite, inalterable, se llena los bolsillos o ayuda para que otros allegados, familiares o colegas arrasen con todo sin importarles demasiado donde o a quién pisan.
Recuerdo la canción de una de las campañas de los Populares, allá en la década de los 80... Y me doy cuenta de cómo cambia el cuento...
"no es verdad, no es verdad, no es verdad
que sólo hay un camino.
Todo es mejor con ilusión y nueva luz,
y mucho instinto que hoy reclama
que hay otra forma de hacer España."