De nuevo aquí… sin demasiado cansancio a pesar de haber pasado toda la noche sin dormir en el ritual de la ayahuasca. Como ya paso hace dos años no quiero acostarme sin dejar escrito todo lo vivido antes de que empiece a difuminarse y se pierdan los matices y las sensaciones en este relato. En 2 años la situación y el enfoque respecto a la hierba ayahuasca ha cambiado mucho así que en esta
ocasión trataré de no dar ni datos ni nombres para no comprometer a mi chamán en ningún problema legal.
La ceremonia de esta noche poco o nada tenía que ver con la anterior. En este caso, hemos seguido un ritual amazónico de incalculable antigüedad y de una potencia, en el terreno de las visiones, muy inferior a la que os conté en su momento. Aún así, la belleza del rito, y algunos momentos vividos, han sido de una profundidad y emotividad reseñable.
La ceremonia ha comenzado con el rito de “el tabaquito”. Un jarabe de hoja de tabaco que depositado en nuestras manos hemos esnifado primero por uno y luego por el otro orificio de la nariz. La sensación ha sido tremendamente intensa, e instantáneamente, nos hemos sentido desperezados y atentos. El objetivo del tabaquito es comenzar a abrir los chacras o centros de energía del cuerpo,
concretamente el tercer ojo, que no penséis mal se encuentra en la cabeza… en el punto donde converge nuestra mirada cuando cerramos los ojos. Tras esta iniciación, se nos explica un poco el proceso de la planta y como mediante su toma vamos a sanarnos a la vez que contactaremos con los ancestros y con la energía de universo. Se despliegan distintas hierbas y un cuenco de brasas, elegimos las que nuestro instinto nos marca, y las mezclamos en las brasas, con su humo y nuestras manos limpiamos el espacio que ronda nuestro cuerpo purificando el aura. Primero alrededor de la cabeza y luego nuestro torso.
En un minúsculo baso se nos entrega la ayahuasca, naranja de color, muy líquida y tremendamente amarga y ácida, y nos sentamos a esperar su efecto, mientras el chaman alterna canto y un extraño instrumento, una suerte de arpa de boca gigante, como de un metro de largo. El sonido es repetitivo, la voz sube agudos pasan los minutos y nada y espero algún efecto durante más de una hora… no se muy bien en que momento el chaman reclama que nos incorporemos y es en ese instante en el que me veo invadido por colores y formas iridiscentes. Al abrir los ojos, la escena es normal pero cuando los cierro todo lo que he visto se transforma en líneas, y estas líneas se dividen en cientos de nuevas formas de colores cíclicos, de fractales dentro de otros fractales… estoy mareado y en algunos momentos creo que voy a vomitar pero no lo hago… dentro de las formas veo ojos, personas que me miran, caras, y en muchos momentos siento miedo.
Ahora “El tabaquito” va liado en una especie de puro, no hay que tragar su humo, sólo retenerlo en la boca, depositarlo en nuestra mano, y con ella realizar una nueva limpieza del cuerpo… Mientras, al cerrar los ojos, se construyen ante mí increíbles estructuras, mitad edificios mitad seres vivos, una cúpula de mezquita con colmillos de elefante, bóvedas de medio punto con bases de pinzas de escorpión, fetos que son a su vez amplias habitaciones, todo hermoso, pero también inquietante y no armónico a pesar de su simetría.
El chaman me pide que me levante y me acerque al fuego, me pide que desnude mi torso y me siente apoyado en mis rodillas. Cierro los ojos, mientras el frota mi pecho y espalda con cuarzos y alcoholes fríos, canta y recita al mismo tiempo, en mi interior las sensaciones son liberadoras, después agita a mi alrededor plumas de águila, el sonido es increíble y me siento como rodeado de aves gigantes es alucinante y muy hermoso, también me lanza humo con las plumas. De pronto para en seco y me dice que me ha purificado, y en ese momento siento que es cierto, y en mi interior despierta algo infantil que me hace reír, y salgo un rato al jardín a estar sólo y ver la luna.
Cuando regreso los efectos han remitido, me encuentro en paz, la enorme luna está presente sobre mi, en una claraboya de la habitación, al cerrar los ojos despliega en mi interior un mundo blanco y agradable. Aparece Carlos, y se mi indica que es un ser sabio y sanador, una guía para mí y que yo soy una guía para él, sin importar la relación que nos una en cada momento. También está presente durante todo ese tiempo Antonio el padre de Carlos y el tema de su enfermedad. No puedo explicar mucho pero diré que tras estas visiones me quedé
muy calmado respecto a ese tema.
La luna desaparece de mi ángulo de visión, sólo quedan estrellas, la hierba está perdiendo su efecto, poco a poco me empieza a dibujar miles de serpientes estás van formando un dibujo que se transforma en un ojo que termina por pertenecer a un camaleón, algo me dice que ese es mi animal totémico.
Estoy un rato relajado, de pronto regresan las visiones, al cerrar los ojos veo cientos de seres que me miran, no es una mirada agradable, es inquisidora, recelosa, sucia, enferma, no entiendo lo que pasa. Al abrir los ojos estoy de nuevo en la sala, pero al cerrar regresan los seres ¿Por qué me miran? No dicen nada, que motivo tienen? Que soy culpable… culpable… culpable…
No puedo explicar esto, la verdad es que no puedo explicar la coherencia que veo en el sentimiento de culpa y mi incapacidad para localizar los delitos. Indudablemente si analizo puedo encontrar mis fallos, enormes, pero la culpa es un sentimiento castrante, que trata de dar por malo procesos de nuestra naturaleza que en gran medida son difíciles o imposibles de evitar… espero en
los próximos días entender esto y poder sacarle la interpretación correcta.
Y tras esto paró todo, esta vez no hubo vómitos, ni grandes visiones siderales, tampoco un proceso depurativo de alma visible, todo lo narrado sucedió de forma suave y muy controlada, sin lágrimas ni euforias destacables.
Realizamos una ultima ceremonia del tabaco con la que se cerró la experiencia, y tras un par de horas de descanso desayunados y regresamos cada uno a nuestras vidas.
La ayahuasca sigue en mi, y sus efectos seguirán en mis sueños durante unos días más, espero que como en la vez anterior me ayuden a ver y mejorar, a sanar y limpiarme.