Los habitantes de un pequeño pueblo de Finlandia tienen un gran problema, algo ha matado a sus renos, les han robado los sacos de las patatas pero sólo los sacos… sospechan que sea lo que sea que ha sido, viene de unas excavaciones cercanas. Pietari y su amigo (2 niños de la aldea) saben que lo que se está desenterrando con el mayor de los secretos no es otra cosa que el cuerpo congelado de Papa Noel…
¿Parece una película infantil? Pues no lo es… se trata de una fábula fantástica que se mueve entre el terror y el cine juvenil con grandes resultados. Pues, nuestro Papa Noel es un ser mitológico que gusta de alimentarse y torturar a inocentes niños, nada que ver con el Santa americano, más bien un Hannibal Lecter enjaulado y deseoso de meter en su saco a nuestro protagonista, y cargarse por el camino unos cuantos adultos.
Dentro de esta aventura, se destila cine del bueno, la relación entre Pietari y su padre se muestra con escenas y dialogos llenos de humanidad y de cosas que no se dicen sino que se escapan por las costuras de la secuencia (atención a la cena de navidad). Su pequeño protagonista, vive constantemente preocupado por la moralidad de su comportamiento y por el temor del castigo, el padre por su parte, plantea la distancia como barrera frente a la perdida de su esposa y los sentimientos que le suscita, ambos perdidos en el frío buscan volver a conectar.
En su forma de usar la fantasía me recordó a la genial “Déjame entrar” aunque cada una va por unos caminos muy distintos, los actores están perfectos y algunas de las líneas de diálogo son sencillamente brillantes además de muy divertidas. La historia saca jugo al máximo de todos sus elementos, deparando un genial giro en el último tramo de la cinta.
Si a esto le sumamos muy buenos efectos especiales y una fotografía increíble, pues tenemos un filme que espero llegue a nuestro país, y que deseo que sea reconocido como lo que es, una gran película.